Pueden encontrarse en muchas comidas pero la fuente más abundante de isoflavonas es el frijol de la soya.
Alivia los síntomas de la menopausia, reduce el riesgo de enfermedades del corazón, protege contra los problemas de la próstata, mejoran la salud ósea, acción antitumoral y anticancerígena.
Hay 3 tipos de isoflavonas, 3 de ellas: daidzeína, genisteína y gliciteína son las de mayor importancia clínica. A partir de estos se construyen las formas maloniles, acetiles y glucósidos.
El papel de las isoflavonas es apreciado ampliamente y actualmente es asunto de intensa investigación. La doble actividad de las isoflavonas (actuando a la vez como estrogénicas y antiestrogénicas), le confieren una serie de cualidades que permiten regular el balance hormonal en la mujer, pudiendo prevenir la osteoporosis y actuar como potentes antioxidantes que protegen frente al desarrollo de cáncer de mama.